En el año 2019, mientras que el país se encontraba en caos total debido a las marchas denominadas N21, una parte de la juventud se encargaba de juzgar y señalar a la fuerza pública, como joven critico tomé la decisión de ir a prepararme en la Escuela militar de cadetes General José María Córdova, para darme cuenta de la realidad de las cosas, el por qué y para que de cada proceder de la institución, fue así como siendo parte de esta pude fortalecer, mis conocimientos, habilidades, destrezas y sentido de pertenencia, sacando así mis propias conclusiones con respecto al actuar de la institución castrense.
Día a día, nos encontramos con un sinfín de retos que están estrechamente ligados a la problemática social que actualmente atraviesa nuestro territorio, la falta de compromiso y sentido de pertenencia es uno de los problemas a los que debemos enfrentarnos, de esta manera, se lograría inculcar un sentimiento patriótico en cada uno de los jóvenes que evitan enfrentar estas problemáticas.
Todo parte de la edificación de una base educativa sólida, exenta de prácticas como el bullying, el racismo, la intolerancia o cualquier forma de burla hacia personas con distintas características físicas.
Nuestro deber radica en llevar adelante un país que enfrenta una crisis de pensamiento.
Como nuevas generaciones, nuestro deber radica en llevar adelante un país que enfrenta una crisis de pensamiento. Aludo con esto al fenómeno negativo que deriva el mal uso de las redes sociales, dicho comportamiento conlleva a la falta de indagación sobre temas de relevancia actual, conduciendo al extremo de que todos corran hacia el lugar donde se encuentra el más grande bullicio, desorden y destrucción, tal comportamiento ha adquirido el estatus de moda, llegando al punto de destruir sitios específicos, siguiendo la guía de líderes cuyas acciones fomentan el odio y la división en todos los sectores de nuestro terruño.
Estamos llamados a edificar, no a destruir nuestro país, representamos la unión, las buenas prácticas, el sentido de pertenencia y la grandeza de Dios. No perdamos nuestra juventud siguiendo a personas que, cuando tuvieron la oportunidad, solo sembraron violencia, tristeza y sufrimiento en todas aquellas familias que perdieron a sus padres, hermanos e hijos.