¡Colombia envuelta en caos y violencia! Una frase que todo el mundo teme y que se ha hecho realidad en los últimos días. Desde el 28 de abril de 2021 comenzaron las manifestaciones como un peligroso incendio que quizá hoy sea muy difícil apagar.
La propuesta de reforma Tributaria impulsada por el Gobierno Nacional desató violentas jornadas a lo largo y ancho del territorio de Colombia. Parecía ser que los jóvenes especialmente estaban en contra de la reforma, por lo cual se hizo un gran llamado a la movilización, que luego generó un entramado de confusión por doquier.
La semilla de la desconfianza se ha sembrado en los corazones de los colombianos, al ver a un gobierno que no escucha sus peticiones, pero al mismo tiempo, se desarrolla todo un levantamiento contra el poder del Estado, las instituciones y toda autoridad. Subvertir el orden establecido pareciera ser el objetivo principal.
Esparcir terror en la población para que reine el caos.
Lo más absurdo de la situación es que la propuesta del comité del paro no está pensada con los pies en la tierra ¡han perdido la cabeza!, ya que al protestar por una reforma que costaría 14 billones aproximadamente, proponen una descarada y alocada que costará 81 billones, con lo cual toda oportunidad de negociación parece solo un sueño. Hoy me pregunto, ¿es éste el telón de fondo que orquestará una nueva amenaza para el país?. De ser así, tendremos que organizar una estrategia de emergencia ya que un país que en vez de protegerse de enemigos externos lucha contra sí mismo, está destinado a la ruina.