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RAFAEL NUÑEZ: EL REGENERADOR

Fue un regenerador que salvó al país de la anarquía, el caos y el ateísmo, y le dio una constitución duradera y una identidad nacional.



La figura de Rafael Nuñez ha sido objeto de controversia y debate en la historia política de Colombia. Para algunos, fue un traidor que abandonó al Partido Liberal y se alió con los conservadores para imponer un régimen centralista que acabó con el federalismo y la libertad. Para otros, fue un regenerador que salvó al país de la anarquía, el caos y el ateísmo, y le dio una constitución duradera y una identidad nacional.


¿Quién tiene la razón? ¿Cómo se puede juzgar la actuación de Nuñez, que fue presidente de Colombia en tres ocasiones, y que lideró el movimiento de la Regeneración, que cambió radicalmente el rumbo del país? Para responder a estas preguntas, hay que analizar el contexto histórico en el que se desenvolvió Nuñez, y las motivaciones y consecuencias de sus decisiones.


Nuñez fue un liberal moderado, que se dedicó al periodismo, la abogacía y la política. Fue elegido presidente por primera vez en 1880, con el apoyo de los liberales independientes, que se oponían al radicalismo de los liberales oficiales, que dominaban el poder desde 1863. Nuñez criticaba el federalismo, que había fragmentado al país en nueve estados soberanos, cada uno con su propia constitución, código, ejército y moneda. También cuestionaba el laicismo, y el anticlericalismo de los radicales, que habían provocado la oposición de la Iglesia, los conservadores y las clases populares.


Nuñez buscó una reforma constitucional que fortaleciera el poder central, y que conciliara los intereses de los liberales y los conservadores, así como de las regiones y las clases sociales. Sin embargo, se encontró con la resistencia de los liberales radicales, que controlaban el Congreso y los estados, y que lo acusaron de traidor y de querer restaurar el antiguo régimen. Nuñez tuvo que enfrentar varias rebeliones armadas, y no pudo llevar a cabo su proyecto de reforma.


En 1884, Nuñez fue reelegido, esta vez con el apoyo de una coalición bipartidista, llamada Partido Nacional, que integraba a los liberales independientes y a los conservadores nacionalistas. Nuñez volvió a insistir en la reforma constitucional, pero se encontró con la oposición de los radicales, que se negaron a reconocer su triunfo electoral, y que iniciaron una nueva guerra civil en 1884. Nuñez tuvo que recurrir al apoyo de los conservadores, que le proporcionaron tropas y recursos para sofocar la rebelión. En 1885, Nuñez declaró el estado de sitio, y convocó una asamblea constituyente, que redactó la nueva constitución de 1886.


La constitución de 1886 fue el resultado de la alianza entre Nuñez y los conservadores, y representó un cambio profundo en el orden político y social del país. La constitución estableció un régimen centralista, que eliminó la soberanía de los estados, y los convirtió en simples departamentos. También estableció un régimen presidencialista, que le dio al presidente amplios poderes para nombrar y remover a los gobernadores, los magistrados y los ministros. Además, la constitución consagró el papel de la Iglesia Católica como la religión oficial del Estado, y le otorgó privilegios y beneficios, como la educación, el registro civil y el patronato.


La constitución de 1886 fue el inicio de la hegemonía conservadora, que se prolongó hasta 1930. Nuñez fue el líder indiscutible de este período, aunque no gobernó directamente, sino que delegó el poder en sus designados, como Carlos Holguín y Miguel Antonio Caro. Nuñez murió en 1894, dejando un legado ambiguo y polémico.


¿Fue Nuñez un traidor o un héroe? Depende del punto de vista que se adopte. Para los liberales radicales, fue un traidor que los traicionó y los persiguió, y que impuso un régimen para ellos opresor y retrógrado. Para los conservadores, fue un regenerador que los rescató y los unió, y que dio al país una constitución estable y una identidad nacional. Para los liberales independientes, fue un reformador que buscó el equilibrio y la concordia, pero que se dejó influir por los conservadores, y que no logró consolidar un proyecto nacional.


Para los historiadores, fue un personaje complejo y contradictorio, que reflejó las tensiones y los cambios de su época, y que tuvo luces y sombras en su actuación.

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